miércoles, 18 de septiembre de 2013

mente cuerpo

2 UNIDAD


EL DUALISMO MENTE- CUERPO
El presente ensayo explica, en un principio, cómo surge la cuestión mente-cuerpo. Y las dos posiciones para explicarlos: el dualismo y monismo. A través de las líneas se observará, la manera en que los monistas, posición adoptada en la ciencia moderna, descartan el concepto de mente. Lo curioso es que es a partir de un dualista, quien sienta las bases hacia una explicación monista de la cuestión mente-cuerpo.
“René, un joven inteligente y solitario de 18 años, se recluyó en Saint-Germain, una villa al occidente de París. Hace poco sufrió un colapso nervioso y eligió el retiro para recuperarse, antes de llegar a Saint-Germain, había escuchado hablar de los fabulosos jardines reales construidos para Enrique IV y María de Médicis, y un día soleado decidió visitarlos,. El guardia lo detuvo en la puerta, pero cuando se identificó como estudiante de la King’sSchool en La Flèche, se le permitió entrar. Los jardines consistían en una serie de seis grandes terrazas que dominaban el Sena, plantados en la forma simétrica y ordenada que tanto gusta a los franceses. Se cavaron grutas en la colina al final de cada terraza; René entró una en una de ellas. Escuchó una agradable música, acompañada por el gorgoteo del agua, pero al principio era incapaz de ver en la oscuridad. A medida que sus ojos se acostumbraron a la penumbra, pudo distinguir una figura iluminada con una antorcha. Se acercó a dicha figura, que pronto reconoció como una joven mujer. Al acercarse más, vio que en realidad se trataba de una estatua de bronce de Diana bañándose en un estanque. De pronto, la diosa griega huyó y se escondió detrás de un rosal de bronce. Mientra René la perseguía, una imponente estatua de Neptuno se alzó frente a él, impidiéndole el paso con su tridente.
René estaba fascinado. Había escuchado sobre los mecanismos hidráulicos para los órganos y las estatuas móviles, pero no esperaba tal realismo. Mientras regresaba a la entrada de la gruta, vio las placas enterradas en el suelo que controlaban la maquinaria. Pasó el resto de la tarde vagando por las grutas, escuchando la música y entreteniéndose con las estatuas.
Durante su estancia en Saint-Germain, René visitó los jardines reales una y otra vez. Pensó en la relación entre los movimientos de los objetos animados e inanimados, que durante algún tiempo preocupó a los filósofos. Creyó encontrar en aquellos aparentemente lleno de propósitos, pero obviamente inanimados, movimientos de las estatuas, una respuesta para algunas cuestiones importantes sobre la relación entre la mente y el cuerpo. Aún después de abandonar Saint-Germain, llevó las grutas en sumemoria y llegó al extremo de dar a sus hijas el nombre de Francine, en honor de los diseñadores., los hermanos Francini de Florencia.” (Extraído de “Fundamentos de la Psicología Fisiológica” de Neil R. Carlson)
La curiosidad del hombre por querer saber los motivos que hacen ocurrir algún hecho. En la antigüedad, se creía que los fenómenos naturales se debían a los espíritus animados. Así, se creía que todos los objetos en movimiento, animales, viento y las mareas; el Sol, la Luna y las estrellas tenían espíritus que los hacían moverse. Por ejemplo, cuando arrojaban piedras, éstas caían porque su espíritu animado deseaba reunirse con la Madre Tierra. A medida que la vida de los antepasados se tornaba más compleja y aprendían nuevas cosas sobre la naturaleza, fueron abandonando este enfoque, conocido como animismo. Pero siguieron utilizando los espíritus para explicar la conducta humana.
Desde los tiempos más antiguos, las personas creen tener un alma, lo cual surge del hecho de que cada quien está consciente de su propia existencia. Cuando alguien piensa o actúa, siente como si algo en su interior –la mente o el alma- pensara o decidiera actuar. Pero, tendríamos que preguntarnos: ¿cuál es la naturaleza de la mente humana? Existe un cuerpo físico, con músculos que lo mueven, y órganos sensoriales, como ojos y oídos, que perciben la información sobre el mundo que lo rodea. Dentro del cuerpo, el sistema nervioso desempeña un papel central, recibiendo información de los órganos sensoriales y controlando el movimiento de los músculos. Pero ¿qué papel desempeña la mente? ¿Controla el sistema nervioso? ¿o forma parte de dicho sistema? ¿Será física y tangible, como el resto del cuerpo, o es acaso un espíritu que siempre permanecerá oculto?
Este es el problema considerado como la cuestión mente-cuerpo. Los filósofos se han ocupado del tema durante muchos siglos y, en tiempos más recientes, los científicos han asumido esta tarea. Durante la solución se ha seguido dos enfoques totalmente antagónicos:
1.    Dualismo, que es la creencia en la naturaleza dual de la realidad. La mente y el cuerpo están separados; el primero se forma de materia ordinaria, pero la mente no.
2.    Monismo, que sostiene que todo en el universo consiste en materia y energía, y que la mente es un fenómeno producido por el funcionamiento del sistema nervioso.
La mera especulación sobre la naturaleza de la mente es inútilSi fuera posible responder la cuestión mente-cuerpo simplemente pensando en ella, los filósofos lo habrían hecho desde hace mucho tiempo.Esta afirmación deja sentada la posición de los piscofisiológos quienes asumen un enfoque empírico, práctico y monista para el estudio de la naturaleza humana. Creen que al comprender el funcionamiento del cuerpo humano, y en particular el sistema nervioso, se habrá resuelto el problema de la mente y el cuerpo. Será posible explicar la percepción, la memoria, el pensamiento y la conducta, Por supuesto, sólo el tiempo dirá si esta creencia se justifica.
En esa comprensión de la conciencia humana de sí mismo, por lo tanto también hay un enfoque fisiológico. Veamos, se sabe que los cambios en la estructura o química del cerebro alteran la conciencia; por lo tanto, es posible formular la hipótesis de que la conciencia es una función fisiológica, al igual que la conducta. Aun es posible llegar a especular sobre los orígenes de la conciencia de sí mismo. Ésta y la capacidad de comunicarse parecen ir de la mano. La especie humana, con su compleja estructura social y su enorme capacidad de aprendizaje, tiene la gran ventaja de poseer la capacidad de comunicarse: de expresar intenciones y de pedir cosas a los demás. La comunicación verbal permite la cooperación y establecer costumbres y las leyes de la conducta. Quizá sea la evolución de esta capacidad la que dio origen al fenómeno de la conciencia. Es decir, la capacidad de enviar y recibir mensajes con otras personas permite enviar y recibir los propios: en pocas palabras, pensar y estar concientes de la propia existencia. Con dos ejemplos concretos se puede sustentar lo anteriormente dicho: la visión ciega y los efectos de la operación de cerebro escindido.
La visión ciega es un fenómeno que se observa después de un daño parcial al sistema visual “mamífero” de un lado del cerebro. Si bien la persona está, en el sentido habitual de la palabra, ciega ante cualquier cosa que se presente en parte de su campo visual, es capaz, sin embargo, de alcanzar y señalar los objetos de cuya presencia no está conciente. En forma similar, cuando la información sensorial respecto de un objeto específico se presenta al hemisferio derecho de alguien a quien le fue practicada una operación de escisión cerebral, ésta no es consciente, no obstante, puede indicar con movimientos de la mano izquierda que percibió el objeto. Estos fenómenos sugieren que la conciencia puede ser, en gran parte, asunto de “hablar consigo mismo”. Por tanto, una vez que se comprendan las funciones del lenguaje del cerebro, se habrá recorrido un gran trecho en la comprensión de la conciencia del cerebro respecto de su propia existencia.
Ambos ejemplos concretos evidencian que el daño cerebral, al afectar funciones cerebrales conscientes o al desconcertarlas de los mecanismos del habla en el hemisferio izquierdo, pueden revelar la presencia de otras funciones, de las que la persona no es conciente.
René Descartes, el personaje de la introducción de este ensayo. Descartes supuso que el mundo era un entidad puramente mecánica que, una vez puesta en movimiento por Dios seguía su camino son intervención divina. Así, para comprender al mundo, sólo era preciso comprender su construcción. Para Descartes, los animales son instrumentos mecánicos; los estímulos del medio ambiente controlan su comportamiento En gran medida, su percepción del cuerpo humano era igual: una máquina. Como Descartes observó, algunos movimientos del cuerpo humano eran automáticos e involuntarios, de ejemplo tenemos los reflejos. Reacciones como retirar el brazo si es que la persona toca un objeto caliente, no requerían de la participación de la mente; ocurrían de manera automática. El sistema nervioso reflejaría la energía que surge de la fuente externa hacia los músculos, que se contraerían.
Descartes era un dualista, creía que todas las personas poseían una mente: un atributo exclusivo de los seres humanos que no estaba sujeto a las leyes del universo. Pero su pensamiento difería del de sus predecesores en un aspecto importante: fue el primero en sugerir la existencia de un enlace entre la mente humana y su casa física, el cerebro. Descartes creía que el alma controlaba el movimiento de los músculos por medio de su influencia en el cuerpo pineal. La explicación tenía como modelo el mecanismo que animaba las estatuas en los jardines, El líquido bajo presión en los ventrículos reemplazó el agua a presión de las estatuas móviles; los nervios sustituyeron los tubos; los músculos, los cilindros, y, por último, el cuerpo pineal, las válvulas ocultas. El modelo fue útil porque pudo probarse desde el punto de vista experimental. Tiempo después, los resultados del experimento de Galvani con ranas, a la larga llevaron a comprender la naturaleza del mensaje trasmitido por los nervios entre el cerebro, los órganos sensoriales y los músculos. La doctrina de Müller de las energías específicas preparó el camino para el estudio de las funciones de partes específicas del cerebro, por medio de los métodos de ablación experimental y estimulación eléctrica. La teoría de la evolución de Darwin, basado en el concepto de la selección natural, afirma que es preciso comprender las funciones desarrolladas por unos organismos o una parte del cuerpo, o por una conducta. Por medio de mutaciones aleatorias, los cambios en el material genético de una persona provocan la producción de distintas proteínas, lo que a su vez da como resultado la alteración de ciertas características físicas. Si los cambios confieren una ventaja selectiva al individuo, los nuevos genes se trasmitirán a más y más miembros de su especie, Aun pueden evolucionar las conductas por medio de la ventaja selectiva de alteraciones en la estructura del sistema nervioso. Esto ayuda a descubrir las relaciones entre mecanismos cerebrales, conductas y una adaptación del organismo a su entorno.
Es pues, la ciencia quien está dando mayores luces sobre este debate sobre la relación mente-cerebro, ya que adoptado una posición monista, es decir, la creencia de que el mundo consiste en materia y energía, y que las entidades no materiales, como el alma, no son parte del universo. El estudio de las funciones del sistema nervioso humano tiende a apoyar esta postura.



BIBLIOGRAFÍA
Carlson, Neil R. Fundamentos de la Psicología Fisiológica. 3era edición. Edit. PRENTICE-HALL HISPANOAMERICANA S.A. México, 1996.

EVOLUCION HISTORICA DE LA RELACIÓN MENTE-CEREBRO


Dr. Jorge González
Depto. de Neurología.
Escuela de Medicina.
Universidad Católica de Chile.
Prólogo
¿Es la mente el subproducto de la interacción de millones de neuronas y sólo existe mientras el cuerpo la sustente; o acaso la mente existe antes del cuerpo y usa del físico sólo como una vestidura transitoria?
En el transcurso de la historia se han propuesto dos teorías básicas como respuesta a esta interrogante: la mecanicista (materialista) y la animista (espiritualista).
En el primer caso (mecanicista) deberíamos asumir que:
- La mente es sólo una consecuencia del cuerpo y, por lo tanto, no está antes ni persistirá después que éste deje de existir.
- El libre albedrío es una ilusión, puesto que las conductas son reflejas y están condicionadas por nuestra constitución orgánica y las experiencias adquiridas en el transcurso de la vida.
En el caso de ser real el planteamiento animista, podríamos sustentar la inmortalidad del alma y la existencia del libre albedrío.
A través de estos párrafos conoceremos a los principales exponentes de estas teorías y sus contribuciones al estado actual del conocimiento. Veremos además como, la respuesta a esta interrogante, tiene directa injerencia en el rumbo que debe tomar la medicina, esto es, dirigida al hombre o al cuerpo.
Parte I: La Antigua Grecia (Siglo V A.C.)
Ya en la antigua Grecia, esta civilización tan distante en el tiempo pero tan actual en su ideología, se vislumbran las primeras tendencias.
Platón (Atenas, 428-347 A.C.) atribuía a las ideas un grado superior de realidad, siendo los objetos físicos sólo reflejos imperfectos de estos arquetipos. Hablaba del cuerpo como la "cárcel del alma", y que ésta se comunicaba con el físico desde el cerebro: "el alma inmortal tiene su asiento en la cabeza, separada de las restantes partes del cuerpo por el estrechamiento natural del cuello".
Nótese que atribuye a la cabeza ser asiento de las funciones superiores (cognitivas) del hombre, lo que constituye un gran adelanto a los conocimientos neuro anatómicos de la época.
Para Platón, el estudio y la investigación de las cosas físicas, incluyendo nuestro cuerpo, es de importancia secundaria. Más vale ocuparse de los asuntos del alma y del mundo de los arquetipos (ideas) que siendo más permanente, es más real.
Aristóteles (Estágira, 384-322 A.C.), discípulo de Platón, situaba el pensamiento como producto de la experiencia del cuerpo. Atribuía el mayor grado de realidad a los objetos sensibles: "lo que hay en el alma del ser humano son meros reflejos de los objetos de la naturaleza".
La idea que tenemos de los objetos es producto de que alguna vez han impresionado nuestros sentidos. Ej: la idea de animal surge de haber visto muchos animales, formándose así en nuestra mente el concepto de los atributos que tiene que tener un objeto para ser considerado de esta naturaleza. Si nunca hubieramos visto un animal, no existiría para nosotros esta idea.
Demuestra la objetividad de los sentidos por su pasividad: "es necesario que los mismos objetos que producen la sensación, existan independiente de la sensación; pues el sentido no es sentido en si mismo, sino que hay algo fuera del sentido que es necesariamente anterior a él".
De esta manera valida y otorga una importancia primaria al estudio de los objetos sensibles, dándole el impulso, que hasta hoy perdura, a las ciencias exactas.
Plantea que en el hombre hay dos tipos de impulsos ("apetitos"):
- El "apetito sensitivo" compuesto de los "sentidos exteriores" (facultades orgánicas excitables por objetos externos) y los "sentidos internos" (sentido común, la fantasía y la memoria).
- El "apetito razonable" constituído por la "voluntad" que es libre, divina e inmortal.
De esta forma, explica la existencia del libre albedrío a través de nuestra conexión con la divinidad, la que se expresaría por medio de la voluntad.
Hipócrates (Cos, 460-377 A.C.). Su escuela planteaba que el cerebro, órgano frío y exangüe, tenía por función condensar la flema sobrante de los diferentes órganos, transformándola en líquido que cae como lluvia por el cuerpo a través del sistema ventricular y los nervios. La enfermedad era producida por la acumulación de flema cuando el cerebro no funcionaba bien.
Esta teoría aún vigente en el siglo XVI sustentó el uso de sangrías, laxantes, vomitivos y lavados con agua caliente para evacuar estas mucosidades perniciosas.
Llama la atención la enorme importancia que le da al cerebro en la génesis de la mayoría de las enfermedades, importancia que la ciencia actual va corroborando día a día.
Alcmeon (Crotona, s. V A.C.). Fue el primer anatomista del que hay evidencia. Realizó disecciones en animales. Comprobó la conexión entre los órganos de los sentidos y el cerebro. Describió los nervios ópticos y el quiasma, llegando a concluir que el cerebro es el órgano del entendimiento y que no sólo percibe las sensaciones, sino que es el instrumento del pensamiento y la memoria. Con estos conocimientos se adelante en dos mil años a su época, retomándose sólo en el renacimiento esta línea de investigación.
Las creencias griegas persistieron hasta el siglo XVI sin grandes modificaciones, siendo durante este período las obras de Hipócrates y Aristóteles textos de estudio obligado en las principales escuelas de medicina. Hoy en día, las publicaciones de hace un año, ya se consideran absoletas.
Parte II: Epoca Moderna (siglo XVII)
Jorge Stahl (Halle-Alemania, 1660-1734). Fue conocido como "el Gran Profeta de la Medicina".
En su obra principal "Theoria Medica Vera" expone: "todas las manifestaciones de vida solamente son expresiones de la acción del alma. Lo material en sí es de importancia inferior".
Se basaba en que al morir, el cuerpo entra en rápida putrefacción, debido al abandono del alma: "el cuerpo es sólamente un órgano paradero para posibilitar la existencia breve del alma sobre la tierra".
La enfermedad contiene un trastorno de la supremacia del alma sobre el cuerpo. La mayoría de los síntomas patológicos son expresiones de la acción del alma en el intento de recuperar su poder.
Su terapéutica se basaba en ayudar con mano cuidadosa al alma a recuperar su estado normal, a calmarla si ésta se había excitado, a reforzarla si sus reacciones eran demasiado débiles y, sobre todo, a facilitar las evacuaciones, cuya administración era la misión principal del alma en su lucha contra la enfermedsd (Stahl llegó a resistir 200 sangrías antes de su muerte).
Rene Descartes o Cartesius (1596 - 1650). Filósofo y matemático francés. Luego de recibir una cuidadosa educación científica, vió que lo aprendido no era suficiente para saciar su sed de conocimiento y que además se fundamentaba en débiles bases y prejuicios transmitidos por la inercia del tiempo. Decidió abandonar las aulas y estudiar en "el libro del mundo".
Su filosofía se basaba en la "duda", no sólo de las autoridades intelectuales, sino también del testimonio de los propios sentidos: "no existe nada que atestigüe con seguridad que nuestra existencia despiertos. sea más real que durante el sueño".
Quería otorgarle a los razonamientos filosóficos, la misma solidez que las leyes matemáticas: "por encima de toda duda se encuentra que el pensamiento tiene una existencia real" (cogito, ergo sum: "pienso, luego existo").
Lo mental era tan evidente para él, que no requería mayor análisis: "este yo, es decir el alma por la cual soy lo que soy, es totalmente distinto del cuerpo y más facil de conocer que este último y aún si el cuerpo no fuera, no cesaría el alma de ser lo que es".
Lo somático, en cambio, está sujeto a los errores de nuestros sentidos. Regido por las leyes de la materia (ley de causa efecto), puede compararse con una máquina.
Así separa lo somático (res extensa) de lo espiritual (res cogitans), cuyo punto de enlace sería la glándula pineal.
Al definir el cuerpo como de naturaleza diferente al alma, permite estudiarlo sin prejuicios, otorgándole un gran impulso al desarrollo de la fisiología (recordemos que vivió en plena época inquisitorial, en que el estudio de los fenómenos biológicos estaba muy limitado).
A decir del famoso físico Nicolás Stenon: "Descartes fue el primero que se atrevió a exponer las funciones del cuerpo humano, en especial del cerebro, de una forma mecánica".
Tomás Willis (1621 - 1675). Catedrático de filosofía natural en Oxford (Inglaterra) y luego gran clínico en Londres. En su obra "De anatomecerebri" (1664), ilustrado por el arquitecto de la Catedral de San Pablo, Christopher Wren, se obsesiona en localizar a nivel anatómico los procesos mentales.
Describió el anillo arterial de la base del cerebro y seis de los doce nervios craneanos. Considera la contracción muscular como "una fuerza que es soltada por los nervios a partir del sistema nervioso central". Localiza la valoración de la verdad, el pensamiento y la memoria en distintas estructuras cerebrales (Ej. la imaginación se asienta en el cuerpo calloso). Señala que los nervios que controlan las funciones involuntarias (movimientos del corazón, pulmones, estómago e intestinos) nacen cerca del cerebelo.
Luego de estos brillantes descubrimientos, surge nuevamente la duda, ¿es el ser humano algo más que una máquina?
Parte III: Epoca Contemporánea
Antonio Damasio: Catedrático de neurobiología y director del Departamento de Neurología de la Universidad de Iowa (USA). En su libro "El Error de Descartes" (1994) expone que el cuerpo aparece antes que la mente tanto ontogénica como filogenéticamente. Por lo tanto, lo físico es sustrato obligado de lo pensante: "es indiscutible que la mente viene del cerebro".
Propone una explicación biológica a la actividad mental, en base a los conocimientos neuropsicológicos actuales. Esto implica que, contrario a lo que propuso Descartes, la mente sí se rige por las leyes de la materia (causa-efecto): "somos y después pensamos, y pensamos sólo en la medida que somos, porque las estructuras y operaciones del ser causan el pensamiento".
Manifiesta, a diferencia de Eccles, que las imágenes ocurren en las capas corticales sensoriales primarias del cerebro.
El error de Descartes sería "la separación abismante entre cuerpo y mente", los cuales en realidad, serían de igual naturaleza.
"El desdén de la mente, de base cartesiana, ha tenido dos consecuencias graves en la biología y la medicina occidentales:
1°. En el campo científico, el esfuerzo por entender la mente en términos biológicos generales se atrasó varias décadas y es justo decir que apenas empieza. La mente se dejó de lado, librada principalmente a la religión, la filosofía y más recientemente a la psicología.
2°. La medicina occidental ha desdeñado la enorme influencia que tienen los procesos mentales tanto en la génesis como la recuperación de la enfermedad. Las escuelas de medicina actuales ignoran las dimensiones humanas y concentran sus esfuerzos en la fisiología y patología del cuerpo propiamente tal. Esto se ha traducido en un sentimiento de insatisfacción general por parte de los usuarios, en el éxito de las medicinas alternativas y en los innecesarios pero muy reales problemas económicos que afectan el desempeño médico (hoy el médico ha perdido mucho terreno como elemento diagnóstico y terapéutico dando paso a exámenes y técnicas curativas sofisticadas, onerosas y enfocadas sólo al cuerpo)".
John Eccles. Neurofisiológico australiano, premio Nobel en 1963 junto a Hodkin y Huxley, por sus trabajos en neuroexcitabilidad. En su libro "La persona humana en su relación bipolar con el cerebro" (1976), basado en la existencia de los fenómenos parapsicológicos ("psi"), plantea un modelo en el cual "la mente no es una entidad física".
Los fenómenos PSI están ampliamente estudiados y reconocidos en el ámbito científico y, aunque no se conocen los mecanismos que los producen ni las vías por las cuales se conducen , sí se sabe que no se ven influídos por el tiempo, la distancia o barreras físicas. Se los considera fenómenos espontáneos (no pueden predecirse ni producirse a voluntad). Dentro de ellos encontramos la "Percepción Extrasensorial" (PES), en que el sujeto obtiene información del mundo externo sin la intervención de su sistema nervioso aferente (incluye la precognición, la telepatía y la clarividencia), y la "Psicoquinesis" (PK) en que el individuo produce un efecto sobre un objeto, sin mediación de su sistema nervioso eferente y muscular.
Según Eccles, el punto de conexión entre el cuerpo y la mente sería la corteza cerebral, la cual "no produce la imagen", sino una serie de descargas eléctricas que la mente capta por un fenómeno de PES y luego decodifica en forma de imagen, idea, etc... El movimiento también se origina en la mente que, por un fenómeno de PK, estimularía la corteza motora desencadenando finalmente las contracciones musculares necesarias.
Así, la mente puede obtener información del medio en forma directa por la PES o a través de nuestro cuerpo (órganos de los sentidos). Por otra parte, puede modificar su ambiente también en forma directa por la PK, o a través de nuestro cuerpo.
Epílogo
Como vemos, pese a los grandes adelantos tecnológicos de este siglo, no hemos avanzado mucho en el conocimiento de las leyes que rigen la relación mente-cuerpo. En lo que sí están de acuerdo tanto los animistas como los mecanicistas es que la mente, sea de origen divino o material, es de importancia fundamental en la génesis y recuperación de las enfermedades. Así, no hay ninguna doctrina que sustente una medicina orientada sólo a la organicidad, dejando de lado la perspectiva humana del individuo, como a menudo sucede en nuestra época.
La filosofía, entendida como una disciplina globalizadora y práctica, es de gran ayuda para no olvidar el verdadero objetivo de la medicina: "el hombre".
Recordemos las siempre vigentes palabras de Hipócrate: "no hay diferencia alguna entre la filosofía y la medicina. No puede ser sólo ciencia lo que prodiga el hombre que tiene en sus manos la llave de la vida y la muerte, el alivio de los sufrimientos y el destino de las colectividades".

bibliografia
 Carlson, Neil R. Fundamentos de la Psicología Fisiológica. 3era edición. Edit. PRENTICE-HALL HISPANOAMERICANA S.A. México, 1996.


5 comentarios:

  1. El Alma es una parte del Ser que intermedia el Cuerpo y el Espirito. De ahí la relación Cuerpo, Hombre y Dios. Acontece que nosotros poseemos solamente 3% de Alma, que los gnósticos la llaman de Esencia. Los 97% restantes se encuentran fraccionados y embotellados en el Ego. El Ego, de verdad es un conjunto de YO psicológicos que caracterizan los defectos del alma.

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  2. SENEIS. Rene Descarte fue de gran interes en el dualismo, al definir el cuerpo como de naturaleza diferente al alma.

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  3. SENEIS. Rene Descarte fue de gran interes en el dualismo, al definir el cuerpo como de naturaleza diferente al alma.

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