EL
DUALISMO MENTE- CUERPO
El presente ensayo explica, en un
principio, cómo surge la cuestión mente-cuerpo. Y las dos
posiciones para explicarlos: el dualismo y monismo. A través de las líneas se
observará, la manera en que los monistas, posición adoptada en la ciencia
moderna, descartan el concepto de mente. Lo curioso es que es a partir de un
dualista, quien sienta las bases hacia una explicación monista de la
cuestión mente-cuerpo.
“René, un joven inteligente y
solitario de 18 años, se recluyó en Saint-Germain, una villa al occidente de
París. Hace poco sufrió un colapso nervioso y eligió el retiro para recuperarse,
antes de llegar a Saint-Germain, había escuchado hablar de los fabulosos jardines
reales construidos para Enrique IV y María de Médicis, y un día soleado decidió
visitarlos,. El guardia lo detuvo en la puerta, pero cuando se identificó como estudiante
de la King’sSchool en La Flèche, se le permitió entrar. Los jardines consistían
en una serie de seis grandes terrazas que dominaban el Sena, plantados en la
forma simétrica y ordenada que tanto gusta a los franceses. Se cavaron grutas
en la colina al final de cada terraza; René entró una en una de
ellas. Escuchó una agradable música, acompañada por el gorgoteo del
agua, pero al principio era incapaz de ver en la oscuridad. A
medida que sus ojos se acostumbraron a la penumbra, pudo distinguir una
figura iluminada con una antorcha. Se acercó a dicha figura, que pronto reconoció
como una joven mujer. Al acercarse más, vio que en realidad se trataba de una
estatua de bronce de Diana bañándose en un estanque. De pronto, la diosa griega huyó
y se escondió detrás de un rosal de bronce. Mientra René la perseguía, una imponente
estatua de Neptuno se alzó frente a él, impidiéndole el paso con su tridente.
René estaba fascinado. Había
escuchado sobre los mecanismos hidráulicos para los órganos y las estatuas
móviles, pero no esperaba tal realismo. Mientras regresaba a la entrada
de la gruta, vio las placas enterradas en el suelo que controlaban la maquinaria.
Pasó el resto de la tarde vagando por las grutas, escuchando la música y entreteniéndose
con las estatuas.
Durante su estancia en
Saint-Germain, René visitó los jardines reales una y otra vez. Pensó en la relación
entre los movimientos de los objetos animados e inanimados, que durante
algún tiempo preocupó a los filósofos. Creyó encontrar en aquellos aparentemente
lleno de propósitos, pero obviamente inanimados, movimientos de las estatuas,
una respuesta para algunas cuestiones importantes sobre la relación entre la mente
y el cuerpo. Aún después de abandonar Saint-Germain, llevó las grutas en
sumemoria y llegó al extremo de dar a sus hijas el nombre de Francine, en honor
de los diseñadores., los hermanos Francini de Florencia.” (Extraído
de “Fundamentos de la Psicología Fisiológica” de Neil R. Carlson)
La curiosidad del hombre por
querer saber los motivos que hacen ocurrir algún hecho. En la antigüedad, se
creía que los fenómenos naturales se debían a los espíritus animados. Así, se
creía que todos los objetos en movimiento, animales, viento y las mareas; el
Sol, la Luna y las estrellas tenían espíritus que los hacían moverse. Por
ejemplo, cuando arrojaban piedras, éstas caían porque su espíritu animado
deseaba reunirse con la Madre Tierra. A medida que la vida de los antepasados
se tornaba más compleja y aprendían nuevas cosas sobre la naturaleza, fueron
abandonando este enfoque, conocido como animismo. Pero siguieron
utilizando los espíritus para explicar la conducta humana.
Desde los tiempos más antiguos,
las personas creen tener un alma, lo cual surge del hecho de que cada quien
está consciente de su propia existencia. Cuando alguien piensa o actúa, siente
como si algo en su interior –la mente o el alma- pensara o decidiera actuar.
Pero, tendríamos que preguntarnos: ¿cuál es la naturaleza de la mente humana?
Existe un cuerpo físico, con músculos que lo mueven, y órganos sensoriales,
como ojos y oídos, que perciben la información sobre el mundo que lo rodea.
Dentro del cuerpo, el sistema nervioso desempeña un papel central, recibiendo
información de los órganos sensoriales y controlando el movimiento de los
músculos. Pero ¿qué papel desempeña la mente? ¿Controla el sistema nervioso? ¿o
forma parte de dicho sistema? ¿Será física y tangible, como el resto del
cuerpo, o es acaso un espíritu que siempre permanecerá oculto?
Este es el problema considerado
como la cuestión mente-cuerpo. Los filósofos se han ocupado del
tema durante muchos siglos y, en tiempos más recientes, los científicos han
asumido esta tarea. Durante la solución se ha seguido dos enfoques totalmente
antagónicos:
1.
Dualismo,
que es la creencia en la naturaleza dual de la realidad. La mente y el cuerpo
están separados; el primero se forma de materia ordinaria, pero la mente no.
2.
Monismo,
que sostiene que todo en el universo consiste en materia y energía, y que la
mente es un fenómeno producido por el funcionamiento del sistema nervioso.
La mera especulación sobre la
naturaleza de la mente es inútil. Si fuera posible responder la
cuestión mente-cuerpo simplemente pensando en ella, los filósofos lo habrían
hecho desde hace mucho tiempo.Esta afirmación deja sentada la posición de
los piscofisiológos quienes asumen un enfoque empírico, práctico y monista para
el estudio de la naturaleza humana. Creen que al comprender el funcionamiento
del cuerpo humano, y en particular el sistema nervioso, se habrá resuelto el
problema de la mente y el cuerpo. Será posible explicar la percepción, la
memoria, el pensamiento y la conducta, Por supuesto, sólo el tiempo dirá si
esta creencia se justifica.
En esa comprensión de la
conciencia humana de sí mismo, por lo tanto también hay un enfoque fisiológico.
Veamos, se sabe que los cambios en la estructura o química del cerebro alteran
la conciencia; por lo tanto, es posible formular la hipótesis de que la
conciencia es una función fisiológica, al igual que la conducta. Aun es posible
llegar a especular sobre los orígenes de la conciencia de sí mismo. Ésta y la
capacidad de comunicarse parecen ir de la mano. La especie humana, con su
compleja estructura social y su enorme capacidad de aprendizaje, tiene la gran
ventaja de poseer la capacidad de comunicarse: de expresar intenciones y de
pedir cosas a los demás. La comunicación verbal permite la cooperación y
establecer costumbres y las leyes de la conducta. Quizá sea la evolución de
esta capacidad la que dio origen al fenómeno de la conciencia. Es decir, la
capacidad de enviar y recibir mensajes con otras personas permite enviar y
recibir los propios: en pocas palabras, pensar y estar concientes de la propia
existencia. Con dos ejemplos concretos se puede sustentar lo anteriormente
dicho: la visión ciega y los efectos de la operación de cerebro escindido.
La visión ciega es un fenómeno
que se observa después de un daño parcial al sistema visual “mamífero” de un
lado del cerebro. Si bien la persona está, en el sentido habitual de la
palabra, ciega ante cualquier cosa que se presente en parte de su campo visual,
es capaz, sin embargo, de alcanzar y señalar los objetos de cuya presencia no
está conciente. En forma similar, cuando la información sensorial respecto de
un objeto específico se presenta al hemisferio derecho de alguien a quien le
fue practicada una operación de escisión cerebral, ésta no es consciente, no
obstante, puede indicar con movimientos de la mano izquierda que percibió el
objeto. Estos fenómenos sugieren que la conciencia puede ser, en gran parte,
asunto de “hablar consigo mismo”. Por tanto, una vez que se comprendan las
funciones del lenguaje del cerebro, se habrá recorrido un gran trecho en la
comprensión de la conciencia del cerebro respecto de su propia existencia.
Ambos ejemplos concretos
evidencian que el daño cerebral, al afectar funciones cerebrales conscientes o
al desconcertarlas de los mecanismos del habla en el hemisferio izquierdo,
pueden revelar la presencia de otras funciones, de las que la persona no es
conciente.
René Descartes, el personaje de la introducción de este ensayo.
Descartes supuso que el mundo era un entidad puramente mecánica que, una vez
puesta en movimiento por Dios seguía su camino son intervención divina. Así,
para comprender al mundo, sólo era preciso comprender su construcción. Para
Descartes, los animales son instrumentos mecánicos; los estímulos del medio
ambiente controlan su comportamiento En gran medida, su percepción del cuerpo
humano era igual: una máquina. Como Descartes observó, algunos movimientos del
cuerpo humano eran automáticos e involuntarios, de ejemplo tenemos los reflejos. Reacciones como retirar
el brazo si es que la persona toca un objeto caliente, no requerían de la
participación de la mente; ocurrían de manera automática. El sistema nervioso
reflejaría la energía que surge de la fuente externa hacia los músculos, que se
contraerían.
Descartes era un dualista, creía
que todas las personas poseían una mente: un atributo exclusivo de los seres
humanos que no estaba sujeto a las leyes del universo. Pero su pensamiento
difería del de sus predecesores en un aspecto importante: fue el primero en
sugerir la existencia de un enlace entre la mente humana y su casa física, el
cerebro. Descartes creía que el alma controlaba el movimiento de los músculos
por medio de su influencia en el cuerpo pineal. La explicación tenía como
modelo el mecanismo que animaba las estatuas en los jardines, El líquido bajo
presión en los ventrículos reemplazó el agua a presión de las estatuas móviles;
los nervios sustituyeron los tubos; los músculos, los cilindros, y, por último,
el cuerpo pineal, las válvulas ocultas. El modelo fue útil porque pudo probarse
desde el punto de vista experimental. Tiempo después, los resultados del
experimento de Galvani con ranas, a la larga llevaron a comprender la
naturaleza del mensaje trasmitido por los nervios entre el cerebro, los órganos
sensoriales y los músculos. La doctrina de Müller de las energías específicas
preparó el camino para el estudio de las funciones de partes específicas del
cerebro, por medio de los métodos de ablación experimental y estimulación
eléctrica. La teoría de la evolución de Darwin, basado en el concepto de la
selección natural, afirma que es preciso comprender las funciones desarrolladas
por unos organismos o una parte del cuerpo, o por una conducta. Por medio de
mutaciones aleatorias, los cambios en el material genético de una persona
provocan la producción de distintas proteínas, lo que a su vez da como
resultado la alteración de ciertas características físicas. Si los cambios
confieren una ventaja selectiva al individuo, los nuevos genes se trasmitirán a
más y más miembros de su especie, Aun pueden evolucionar las conductas por
medio de la ventaja selectiva de alteraciones en la estructura del sistema
nervioso. Esto ayuda a descubrir las relaciones entre mecanismos cerebrales,
conductas y una adaptación del organismo a su entorno.
Es pues, la ciencia quien está
dando mayores luces sobre este debate sobre la relación mente-cerebro, ya que
adoptado una posición monista, es decir, la creencia de que el mundo consiste
en materia y energía, y que las entidades no materiales, como el alma, no son
parte del universo. El estudio de las funciones del sistema nervioso humano
tiende a apoyar esta postura.
BIBLIOGRAFÍA
Carlson, Neil R. Fundamentos
de la Psicología Fisiológica. 3era edición. Edit. PRENTICE-HALL
HISPANOAMERICANA S.A. México, 1996.
EVOLUCION
HISTORICA DE LA RELACIÓN MENTE-CEREBRO
Dr. Jorge González
Depto. de Neurología.
Escuela de Medicina.
Universidad Católica de Chile.
Depto. de Neurología.
Escuela de Medicina.
Universidad Católica de Chile.
Prólogo
¿Es la mente el subproducto de la interacción de
millones de neuronas y sólo existe mientras el cuerpo la sustente; o acaso la
mente existe antes del cuerpo y usa del físico sólo como una vestidura
transitoria?
En el transcurso de la historia se han propuesto
dos teorías básicas como respuesta a esta interrogante: la mecanicista
(materialista) y la animista (espiritualista).
En el primer caso (mecanicista) deberíamos asumir
que:
- La mente es sólo una
consecuencia del cuerpo y, por lo tanto, no está antes ni persistirá después
que éste deje de existir.
- El libre albedrío es una ilusión, puesto que las
conductas son reflejas y están condicionadas por nuestra constitución orgánica
y las experiencias adquiridas en el transcurso de la vida.
En el caso de ser real el planteamiento animista,
podríamos sustentar la inmortalidad del alma y la existencia del libre
albedrío.
A través de estos párrafos conoceremos a los
principales exponentes de estas teorías y sus contribuciones al estado actual
del conocimiento. Veremos además como, la respuesta a esta interrogante, tiene
directa injerencia en el rumbo que debe tomar la medicina, esto es, dirigida al
hombre o al cuerpo.
Parte I: La Antigua Grecia (Siglo
V A.C.)
Ya en la antigua Grecia, esta civilización tan
distante en el tiempo pero tan actual en su ideología, se vislumbran las
primeras tendencias.
Platón (Atenas, 428-347 A.C.)
atribuía a las ideas un grado superior de realidad, siendo los objetos físicos
sólo reflejos imperfectos de estos arquetipos. Hablaba del cuerpo como la
"cárcel del alma", y que ésta se comunicaba con el físico desde el
cerebro: "el alma inmortal tiene su asiento en la cabeza, separada de las
restantes partes del cuerpo por el estrechamiento natural del cuello".
Nótese que atribuye a la cabeza ser asiento de las
funciones superiores (cognitivas) del hombre, lo que constituye un gran
adelanto a los conocimientos neuro anatómicos de la época.
Para Platón, el estudio y la investigación de las
cosas físicas, incluyendo nuestro cuerpo, es de importancia secundaria. Más
vale ocuparse de los asuntos del alma y del mundo de los arquetipos (ideas) que
siendo más permanente, es más real.
Aristóteles (Estágira, 384-322 A.C.), discípulo de
Platón, situaba el pensamiento como producto de la experiencia del cuerpo.
Atribuía el mayor grado de realidad a los objetos sensibles: "lo que hay en el alma del ser humano
son meros reflejos de los objetos de la naturaleza".
La idea que tenemos de los objetos es producto de
que alguna vez han impresionado nuestros sentidos. Ej: la idea de animal surge
de haber visto muchos animales, formándose así en nuestra mente el concepto de
los atributos que tiene que tener un objeto para ser considerado de esta
naturaleza. Si nunca hubieramos visto un animal, no existiría para nosotros
esta idea.
Demuestra la objetividad de los sentidos por su
pasividad: "es necesario que los mismos objetos que producen la sensación,
existan independiente de la sensación; pues el sentido no es sentido en si
mismo, sino que hay algo fuera del sentido que es necesariamente anterior a
él".
De esta manera valida y otorga una importancia
primaria al estudio de los objetos sensibles, dándole el impulso, que hasta hoy
perdura, a las ciencias exactas.
Plantea que en el hombre hay dos tipos de impulsos
("apetitos"):
- El "apetito sensitivo" compuesto de los
"sentidos exteriores" (facultades orgánicas excitables por objetos
externos) y los "sentidos internos" (sentido común, la fantasía y la
memoria).
- El "apetito razonable" constituído por
la "voluntad" que es libre, divina e inmortal.
De esta forma, explica la existencia del libre
albedrío a través de nuestra conexión con la divinidad, la que se expresaría
por medio de la voluntad.
Hipócrates (Cos, 460-377 A.C.). Su escuela
planteaba que el cerebro, órgano frío y exangüe, tenía por función condensar la
flema sobrante de los diferentes órganos, transformándola en líquido que cae
como lluvia por el cuerpo a través del sistema ventricular y los nervios. La
enfermedad era producida por la acumulación de flema cuando el cerebro no
funcionaba bien.
Esta teoría aún vigente en el siglo XVI sustentó el
uso de sangrías, laxantes, vomitivos y lavados con agua caliente para evacuar
estas mucosidades perniciosas.
Llama la atención la enorme importancia que le da
al cerebro en la génesis de la mayoría de las enfermedades, importancia que la
ciencia actual va corroborando día a día.
Alcmeon (Crotona, s. V A.C.). Fue el primer
anatomista del que hay evidencia. Realizó disecciones en animales. Comprobó la
conexión entre los órganos de los sentidos y el cerebro. Describió los nervios
ópticos y el quiasma, llegando a concluir que el cerebro es el órgano del
entendimiento y que no sólo percibe las sensaciones, sino que es el instrumento
del pensamiento y la memoria. Con estos conocimientos se adelante en dos mil
años a su época, retomándose sólo en el renacimiento esta línea de investigación.
Las creencias griegas persistieron hasta el siglo
XVI sin grandes modificaciones, siendo durante este período las obras de
Hipócrates y Aristóteles textos de estudio obligado en las principales escuelas
de medicina. Hoy en día, las publicaciones de hace un año, ya se consideran
absoletas.
Parte II: Epoca Moderna (siglo
XVII)
Jorge Stahl (Halle-Alemania, 1660-1734). Fue
conocido como "el Gran Profeta de la Medicina".
En su obra principal "Theoria Medica
Vera" expone: "todas las manifestaciones de vida solamente son
expresiones de la acción del alma. Lo material en sí es de importancia
inferior".
Se basaba en que al morir, el cuerpo entra en
rápida putrefacción, debido al abandono del alma: "el cuerpo es sólamente
un órgano paradero para posibilitar la existencia breve del alma sobre la
tierra".
La enfermedad contiene un trastorno de la
supremacia del alma sobre el cuerpo. La mayoría de los síntomas patológicos son
expresiones de la acción del alma en el intento de recuperar su poder.
Su terapéutica se basaba en ayudar con mano
cuidadosa al alma a recuperar su estado normal, a calmarla si ésta se había
excitado, a reforzarla si sus reacciones eran demasiado débiles y, sobre todo,
a facilitar las evacuaciones, cuya administración era la misión principal del
alma en su lucha contra la enfermedsd (Stahl llegó a resistir 200 sangrías
antes de su muerte).
Rene Descartes o Cartesius (1596 - 1650). Filósofo
y matemático francés. Luego de recibir una cuidadosa educación científica, vió
que lo aprendido no era suficiente para saciar su sed de conocimiento y que
además se fundamentaba en débiles bases y prejuicios transmitidos por la
inercia del tiempo. Decidió abandonar las aulas y estudiar en "el libro
del mundo".
Su filosofía se basaba en la "duda", no
sólo de las autoridades intelectuales, sino también del testimonio de los
propios sentidos: "no existe nada que atestigüe con seguridad que nuestra
existencia despiertos. sea más real que durante el sueño".
Quería otorgarle a los razonamientos filosóficos,
la misma solidez que las leyes matemáticas: "por encima de toda duda se
encuentra que el pensamiento tiene una existencia real" (cogito, ergo sum:
"pienso, luego existo").
Lo mental era tan evidente para él, que no requería
mayor análisis: "este yo, es decir el alma por la cual soy lo que soy, es
totalmente distinto del cuerpo y más facil de conocer que este último y aún si
el cuerpo no fuera, no cesaría el alma de ser lo que es".
Lo somático, en cambio, está sujeto a los errores
de nuestros sentidos. Regido por las leyes de la materia (ley de causa efecto),
puede compararse con una máquina.
Así separa lo somático (res extensa) de lo
espiritual (res cogitans), cuyo punto de enlace sería la glándula pineal.
Al definir el cuerpo como de naturaleza diferente
al alma, permite estudiarlo sin prejuicios, otorgándole un gran impulso al
desarrollo de la fisiología (recordemos que vivió en plena época inquisitorial,
en que el estudio de los fenómenos biológicos estaba muy limitado).
A decir del famoso físico Nicolás Stenon:
"Descartes fue el primero que se atrevió a exponer las funciones del
cuerpo humano, en especial del cerebro, de una forma mecánica".
Tomás Willis (1621 - 1675). Catedrático de
filosofía natural en Oxford (Inglaterra) y luego gran clínico en Londres. En su
obra "De anatomecerebri" (1664), ilustrado por el arquitecto de la
Catedral de San Pablo, Christopher Wren, se obsesiona en localizar a nivel
anatómico los procesos mentales.
Describió el anillo arterial de la base del cerebro
y seis de los doce nervios craneanos. Considera la contracción muscular como
"una fuerza que es soltada por los nervios a partir del sistema nervioso
central". Localiza la valoración de la verdad, el pensamiento y la memoria
en distintas estructuras cerebrales (Ej. la imaginación se asienta en el cuerpo
calloso). Señala que los nervios que controlan las funciones involuntarias
(movimientos del corazón, pulmones, estómago e intestinos) nacen cerca del
cerebelo.
Luego de estos brillantes descubrimientos, surge
nuevamente la duda, ¿es el ser humano algo más que una máquina?
Parte III: Epoca Contemporánea
Antonio Damasio: Catedrático de neurobiología y
director del Departamento de Neurología de la Universidad de Iowa (USA). En su
libro "El Error de Descartes" (1994) expone que el cuerpo aparece
antes que la mente tanto ontogénica como filogenéticamente. Por lo tanto, lo
físico es sustrato obligado de lo pensante: "es indiscutible que la mente
viene del cerebro".
Propone una explicación biológica a la actividad
mental, en base a los conocimientos neuropsicológicos actuales. Esto implica
que, contrario a lo que propuso Descartes, la mente sí se rige por las leyes de
la materia (causa-efecto): "somos y después pensamos, y pensamos sólo en
la medida que somos, porque las estructuras y operaciones del ser causan el
pensamiento".
Manifiesta, a diferencia de Eccles, que las
imágenes ocurren en las capas corticales sensoriales primarias del cerebro.
El error de Descartes sería "la separación
abismante entre cuerpo y mente", los cuales en realidad, serían de igual
naturaleza.
"El desdén de la mente, de base cartesiana, ha
tenido dos consecuencias graves en la biología y la medicina occidentales:
1°. En el campo científico, el esfuerzo por
entender la mente en términos biológicos generales se atrasó varias décadas y
es justo decir que apenas empieza. La mente se dejó de lado, librada
principalmente a la religión, la filosofía y más recientemente a la psicología.
2°. La medicina occidental ha desdeñado la enorme
influencia que tienen los procesos mentales tanto en la génesis como la
recuperación de la enfermedad. Las escuelas de medicina actuales ignoran las
dimensiones humanas y concentran sus esfuerzos en la fisiología y patología del
cuerpo propiamente tal. Esto se ha traducido en un sentimiento de
insatisfacción general por parte de los usuarios, en el éxito de las medicinas
alternativas y en los innecesarios pero muy reales problemas económicos que
afectan el desempeño médico (hoy el médico ha perdido mucho terreno como
elemento diagnóstico y terapéutico dando paso a exámenes y técnicas curativas
sofisticadas, onerosas y enfocadas sólo al cuerpo)".
John Eccles. Neurofisiológico australiano, premio
Nobel en 1963 junto a Hodkin y Huxley, por sus trabajos en neuroexcitabilidad.
En su libro "La persona humana en su relación bipolar con el cerebro"
(1976), basado en la existencia de los fenómenos parapsicológicos
("psi"), plantea un modelo en el cual "la mente no es una
entidad física".
Los fenómenos PSI están ampliamente estudiados y
reconocidos en el ámbito científico y, aunque no se conocen los mecanismos que
los producen ni las vías por las cuales se conducen , sí se sabe que no se ven
influídos por el tiempo, la distancia o barreras físicas. Se los considera
fenómenos espontáneos (no pueden predecirse ni producirse a voluntad). Dentro
de ellos encontramos la "Percepción Extrasensorial" (PES), en que el
sujeto obtiene información del mundo externo sin la intervención de su sistema
nervioso aferente (incluye la precognición, la telepatía y la clarividencia), y
la "Psicoquinesis" (PK) en que el individuo produce un efecto sobre
un objeto, sin mediación de su sistema nervioso eferente y muscular.
Según Eccles, el punto de conexión entre el cuerpo
y la mente sería la corteza cerebral, la cual "no produce la imagen",
sino una serie de descargas eléctricas que la mente capta por un fenómeno de
PES y luego decodifica en forma de imagen, idea, etc... El movimiento también
se origina en la mente que, por un fenómeno de PK, estimularía la corteza motora
desencadenando finalmente las contracciones musculares necesarias.
Así, la mente puede obtener información del medio
en forma directa por la PES o a través de nuestro cuerpo (órganos de los
sentidos). Por otra parte, puede modificar su ambiente también en forma directa
por la PK, o a través de nuestro cuerpo.
Epílogo
Como vemos, pese a los grandes adelantos
tecnológicos de este siglo, no hemos avanzado mucho en el conocimiento de las
leyes que rigen la relación mente-cuerpo. En lo que sí están de acuerdo tanto
los animistas como los mecanicistas es que la mente, sea de origen divino o
material, es de importancia fundamental en la génesis y recuperación de las
enfermedades. Así, no hay ninguna doctrina que sustente una medicina orientada
sólo a la organicidad, dejando de lado la perspectiva humana del individuo,
como a menudo sucede en nuestra época.
La filosofía, entendida como una disciplina
globalizadora y práctica, es de gran ayuda para no olvidar el verdadero
objetivo de la medicina: "el hombre".
Recordemos las siempre vigentes palabras de
Hipócrate: "no hay diferencia alguna entre la filosofía y la medicina. No
puede ser sólo ciencia lo que prodiga el hombre que tiene en sus manos la llave
de la vida y la muerte, el alivio de los sufrimientos y el destino de las
colectividades".
bibliografia
Carlson, Neil R. Fundamentos de la Psicología Fisiológica. 3era edición. Edit. PRENTICE-HALL HISPANOAMERICANA S.A. México, 1996.
bibliografia
Carlson, Neil R. Fundamentos de la Psicología Fisiológica. 3era edición. Edit. PRENTICE-HALL HISPANOAMERICANA S.A. México, 1996.
El Alma es una parte del Ser que intermedia el Cuerpo y el Espirito. De ahí la relación Cuerpo, Hombre y Dios. Acontece que nosotros poseemos solamente 3% de Alma, que los gnósticos la llaman de Esencia. Los 97% restantes se encuentran fraccionados y embotellados en el Ego. El Ego, de verdad es un conjunto de YO psicológicos que caracterizan los defectos del alma.
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EliminarSENEIS. Rene Descarte fue de gran interes en el dualismo, al definir el cuerpo como de naturaleza diferente al alma.
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